domingo, 29 de mayo de 2016

ARTÍCULO


Asociación entre tóxicos ambientales y esclerosis lateral amiotrófica.
Feng-Chiao Su, PhD; Stephen A. Goutman, MD; Sergey Chernyak, PhD; Bhramar Mukherjee, PhD; Brian C. Callaghan, MD; Stuart Batterman, PhD Eva L. Feldman, MD, PhD
JAMA Neurol. Mayo 09, 2016. doi:10.1001/jamaneurol.2016.0594

Relevancia: los contaminantes ambientales pueden representar un factor de riesgo modificable basándose  en el contexto hipotético de gen – temporalidad – ambiente de la ELA.
Objetivos:  Evaluar la asociación entre las exposiciones laborales y tóxicos ambientales sobre la posibilidad de desarrollar ELA en Michigan.

Diseño y participantes:  Se trata de un estudio de casos y controles realizado entre el 2011 y el 2014 en un centro de referencia terciario para la ELA. Los pacientes fueron diagnosticados de ELA definitiva, probable, probable con apoyo de pruebas complementarias o posible, mediante los criterios de El Escorial revisados; los controles se excluyeron cuando fueran diagnosticados de ELA o de cualquier otra enfermedad neurodegenerativa o en casos de historia familiar de ELA en parientes de primer o segundo grado. Los participantes completaron una encuesta de valoración a la exposición laboral o por residencia. Mediante cromatografía de gases y espectrometría de masa se midieron las concentraciones sanguíneas de 122 contaminantes ambientales persistentes, como los pesticidas organoclorados (OCP) bifenilos policlorados (PCB) y retardantes de llama bromados (BFR). Se hicieron concordar de forma separada modelos multivariables de varias exposiciones ocupacionales autorreferidas en las encuestas en varias ventanas temporales de exposición y diversas concentraciones sanguíneas de tóxicos ambientales mediante modelos de regresión logística. La coincidencia entre los datos de la encuesta y las mediciones de contaminantes se verificaron mediante el coeficiente de correlación no paramétrico τ de Kendall
Resultados:  
Participaron 156 casos (edad media de 65 años, 61,5% de varones) y 128 controles (edad media de 60,4 años y 57,8% de varones) de los cuales 101 casos y 110 controles habían completado los datos demográficos y de contaminación.
Los participantes constaban de 156 casos (media [SD] de edad, 60.5 [11.1años; 61.5% varones) and 128 controles (media [SD] de edad, 60.4 [9.4] años; 57.8% varones); de entre ellos, 101 casos and 110 controles tenían los datos de contaminación y de mediciones en sangre completos. Los datos de la investigación revelaron que la exposición referida a los pesticidas en la ventana acumulativa de exposición se asociaba significativamente a la presencia de ELA (odds ratio (OR) de 5,09 95% CI, 1.85-13.99; P=.002). El servicio militar también se asociaba con la ELA en dos ventanas temporales (exposición ocasional en la historia laboral toral:  OR=2.31; 95% CI, 1.02-5.25; P=.046; exposición ocasional de hacía 20 a 30 años: OR=2.18; 95% CI, 1.01-4.73; P=.049).El modelo multivariable de medición de contaminantes ambientales persistentes en sangre, representando la exposición acumulativa laboral y por residencia, mostraba una probabilidad aumentada de ELA para dos OCPs (pentaclorobenceno:  OR=2.21; 95% CI, 1.06-4.60; P=.04 y clordano cis: OR=5.74; 95% CI, 1.80-18.20; P=.005), para dos PCB (PCB 175: OR=1.81; 95% CI, 1.20-2.72; P=.005; and PCB 202: OR=2.11; 95% CI, 1.36-3.27; P=.001) y un BFR (difenil éter polibromado 47: OR=2.69; 95% CI, 1.49-4.85; P=.001). Había una relación leve entre los datos de la encuesta y las mediciones en sangre de los contaminantes ambientales persistentes; la correlación τ de Kendall variaba entre – 0,18 y 0,24.

Conclusiones: en este estudio, la presencia en sangre de contaminantes ambientales persistentes se asociaba significativamente a la ELA y puede representar un factor de riesgo modificable para la ELA. 

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